Con casi ochocientos metros de desnivel en sólo kilómetro y medio a vista de pájaro, Penamayor le oculta el sol al pueblo minero de Zarréu (Cerredo) durante los meses más fríos del año, convirtiéndolo en una auténtica nevera. Si silueta no pasará desapercibida al montañero atento, que si consulta un mapa pronto aprenderá que es una de las montañas de menor altura de las que circundan el nacimiento del río Ibias. Pero es una montaña con aplomo, buen tipo y con fantásticos bosques en sus laderas.
Mucho menos característica es esta montaña por su vertiente meridional, la leonesa del municipio de Palacios del Sil, donde apenas levanta sobre el cordal en que se encuentra, a menos que la veamos desde otras cumbres, aunque aun así tampoco tenga nada de excepcional. Llamada allí Tachetas, bajo su ladera se encuentra una de las brañas más atractivas del Alto Sil, la de la Fontel.lada, y da inicio el largo valle de Fontaninas, caracterizado por albergar el robledal más extenso del municipio y uno de los más vastos del noroeste de León.
La ascensión a su cumbre está reservada para corzos, rebecos, jabalíes y otras criaturas montaraces, entre los que pueden incluirse aquellos montañeros a los que no importe bregar durante más de una hora con brezo y piornos de más altura que sí mismos. Así pues, Penamayor o Tachetas es una montaña más para disfrutar con su contemplación que con su ascensión. Por suerte o por desgracia, como ella hay algunas más en el salvaje occidente cantábrico.