lunes, 25 de marzo de 2013

Una montaña cantábrica: Os Tres Bispos


   Sin estar siquiera entre las diez cumbres más altas de la sierra de Ancares, el comúnmente llamado Tres Obispos es uno de los nombres más conocidos, sólo superado en repetición por Miravalles, Cuiña, Mostallal y Penarrubia. En sus inmediaciones se extiende la mayor concentración de bosques de calidad de la sierra, en ambas vertientes provinciales; del lado leonés se cae hasta un robledal formidable previo a la braña de Campo del Agua y Porcarizas, mientras que por la vertiente lucense de Cervantes llega a su base uno de los bosques más fotogénicos, que recorre el valle do Ortigal. Más al sur hay otros dos valles cuyas cabeceras se unen por un collado justo bajo la cumbre de Os Tres Bispos, también cubiertos de bosques de altísimo valor.

 
   Julio Álvarez Rubio, en su brillante descripción -tanto en texto como en fotografías- de las dos vertientes de la sierra en el libro Ancares en coche y a pie, nos detalla dos de las opciones para llegar a la cima, bien desde Campa da Braña, o bien desde Porcarizas.

viernes, 22 de marzo de 2013

De ovejas, lobos y maldiciones...


“Una vez, nun sé por qué año foi… tudavía andaban las pesetas… pues teníamos nós aquí un puñín d’uvéas, n’a mía casa, un puñín d’uvéas, ya eiquí no pueblo había outras poucas más, ya tras taba la mía jefa a nome de las uvéas de to’l pueblo, porque pa cobrar las subvenciones teníamos que tener más de once. Entonces axuntáramoslas todas. Entonces un año puníase la mía, outro puníase un vecín y chegóu un día que dixo: «bueno, esto hay que parar, aquí tien que estar uno fijo pa las uvéas, si no, no andamos todos los años cambiando”. Entonces pusienon la mía con etsas.

Viene el lobo ya empezóu a matalas ahí enfrente, ya matalas, me cago en la puta que lu parió, venía igual a media mañana que a media tarde, ya nós dábamoslle voces, ya póis, ya las recobramos ya puxiéronos un guardia toda la semana a guardalas ahí n’una finca. Pero, claro, si viene el guardia, el lobo nun viene. Ya un día taba allí una muyer que todavía vive, que tenía dúas —la madre de la fía esa que ta ahí, en C— ya baxólas p’ahí pa debaxo la casa, donde están esas penas, ya taba la nublina piecha —era por la primavera—, ya subíu la de la chueca berrando…

—¿Dónde tienes las uvéas, M.?
Diz etsa:
—Metidas p’ahí pa las penas. Voy p’atsi a rozar ya guardalas.
Ya digo yo:
—Eiquí sube la de la chueca, l’outra matoútela el tsobu—, pero así en broma.

Y baxó pra ahí pra baixo ya, efectivamente, subieran unos potríus que había ahí a la vera del pueblo mismo, ya baxóu ya encontróu la otra uvéa a la vera del río, la uvéa tuvimos que baxar a la vera del río a buscála, lo que quedara d’etsa.

Ya vivían los guardias ahí en C, ya matáronnos los lobos nueve, ya un día fui you y dixenon:

—No podemos pagarle las uvejas porque las sus uvejas mataronlas los perros, porque ahí pa la fonte de B tiran la basura —n’aquel tiempo— y esos perros, bueno, crió una perra por ahí los perros y son los que mataron las uvejas y nosotros no podemos pagar.

Eran dos guardias.

Dixe: —Bueno, si son los perros, como dicen ustedes, permita Dios me pañe a mí el peor cáncer del mundo antes de un año, pero si son los lobos como digo you, Dios quiera que a ustedes dóus, los pañe el peor cáncer del mundo, ya además, el ocho de septiembre, doy mil duros a la Virgen del Acebo pa que lo pañen pronto.

Vengo por ahí pr'acó… yo sabía que era el lobo, ya oye, volví a la semana veniente ya había un guardia sólo ya taba sentáu ya tsevantóuse.

—Buenos días.
—Buenos días tenga usté.
Dice él: —Oiga, tien las uvejas aprobadas. Ya mandé los papeles pa Oviedo.
—¿De verdad?
—Sí, sí de verdad.
—Entonces, fuera el cáncer, que si no usté y el outro esta vez el cáncer lo pañaban. You tengo muita fe arriba porque nunca hice daño a naide ya con la fe, el cáncer lo pañaban.
—Ah, no, no, tienlas todas aprobadas. Quite el cáncer.”

(*) Esta historia está transcrita lo más fielmente posible de la grabación original. Supongo que habrá muchísimos errores ortográficos, así que si alguien desea corregirme será bienvenido.

domingo, 17 de marzo de 2013

Un bosque cantábrico: Faéu de Rodietsa

   La mayor parte de los hayedos del concejo y Parque Natural de Somiedo se encuentran en áreas de uso restringido a visitantes, por lo que sólo se pueden contemplar de forma externa. Una de las excepciones es una masa de hayas de mediana extensión en el poco visitado valle de La Rebotsada (1), que alcanza el límite con el concejo de Cangas del Narcea, y que se denomina localmente Faéu o Fayéu de Rodietsa. Donde concluye la arboleda se encuentra el cutsáu de Tsagüezos, desde el que se contempla el magnífico valle cangués de Xunqueras (aunque en la Rebotsada le llaman Junqueras).


   En el libro Somiedo. Guía Completa se recorre el interior del hayedo por un buen sendero, encontrando en el trayecto tejos y viejisimos ejemplares de haya.

(1) Correctamente escrito sería La Rebol.lada, Rodiel.la, o cul.láu de L.lagüezos







domingo, 10 de marzo de 2013

Braña de Tormaleo

   
   A muy poca distancia del más espectacular paisaje de alta montaña del concejo de Ibias sobreviven en una pequeña plataforma glaciar los muros y parte de la cubierta de la baja cabaña de la braña de Tormaleo, abandonada hace ya muchos años. El acceso hasta allí hace diez años ya era un batallar interminable, con brezo de metro y medio de altura, seguido por un impenetrable frente de escobas alrededor de la braña, algo que ahora se ha agravado al desaparecer todos los restos de sendero que había en las inmediaciones, y que facilitaban una cierta aproximación al lugar. Es visible desde el collado oeste de Pena Rugueira o Turrunteira, en una reducida campera al borde del barranco por el que baja el río Mayor, que luego forma con otro reguero el río de Llanelo. En la plataforma glaciar inferior, que también cae del Alto del Ladeirón, se forma durante el deshielo la pequeña laguna del Chao Piedaque, que no aguanta los calores del verano.

   
   Quedan ahí una fotografía de escasa calidad de hace una década, más la vista desde el collado, y otra de la bonita cara norte de Pena Rugueira. Por encima del bosque de la derecha de la imagen con nieve -que contiene un buen conjunto de tejos- está la braña, invisible desde abajo. Más abajo aún discurre la corta pero interesantísima ruta de la braña de Llanelo, descrita en el libro Ibias. Guía completa. Se puede ver todo el entorno mencionado en el mapa de Muniellos - Fuentes del Narcea, que cubre la porción oriental del concejo de Ibias.






martes, 5 de marzo de 2013

Una montaña cantábrica: El Coguchón o Mestura

   
   Uno de las principales referencias visuales cuando se contempla la línea de cumbres desde Villablino, capital del municipio del mismo nombre y de la comarca de Laciana (tienen idénticos límites), es El Coguchón, llamado así en El Villar de Santiago, o denominado Mestura en Rioscuro de Laciana. Es el occidental el único perfil de interés que tiene, piramidal, porque tanto desde Robles de Laciana como desde El Villar u otros puntos del este de la comarca es una loma alargada que no distrae la vista ni un solo segundo.


   Se accede a lo alto muy cómodamente desde El Villar de Santiago, el último pueblo de Laciana camino de la comarca de Omaña. La ruta en sí misma no tiene interés, pero sí las panorámicas que se tienen desde arriba, tanto hacia las montañas de Rioscuro como hacia las de Lumajo, Sosas, Robles o incluso parte del otro extremo del valle de Laciana. En su cara norte se encuentra un buen bosque mixto como es la Devesa de Robles, mientras que toda su ladera sur está cubierta de roble, en lo que se denomina directamente La Robleda.


   Los caminos de la zona y la toponimia —ésta facilitada por un magnífico conocedor local como es César García Almarza— aparecen reflejados en el mapa excursionista y turístico del Alto Sil.

* En la segunda y tercera fotografía, vista hacia el norte (Muxivén) y hacia el sur (Peña Vendimia), respectivamente.