No sé si será por inercia, por pura casualidad o por razones
genéticas, pero el periodo de gestación de las criaturas de Calecha tiene una duración similar al
de las ballenas, de entre once y doce meses. Aunque la idea de concebir suele
rondar en nuestras cabezas de una manera vaga a imprecisa a lo largo del
verano, el pistoletazo de salida casi siempre lo marca la llegada de los
primeros fríos, como si la desnudez de los árboles nos permitiera analizar con
mayor precisión aquello que luego se esconderá tras el esplendor primaveral, tras
el colorido que tratará de ocultar algún valioso secreto profundamente
escondido…
Hace aproximadamente un año nos calzamos las raquetas de
nieve para contemplar el paisaje invernal objeto de nuestro deseo. El abrupto y
recortado perfil de las montañas de Somiedo aparecía entonces engañosamente
suavizado por un blanco manto que impedía distinguir con exactitud los límites
del horizonte. Era un mar de nubes mezclado con un mar de montañas; un océano
desafiante e inescrutable pleno de matices y misterios que aguardaban a ser
descubiertos…
Equipados con unas buenas botas y toneladas de ilusión,
hemos recorrido desde entonces las entrañas de este complejo territorio para
descubrir lo que se esconde tras la indiscutible belleza de sus paisajes, tras
la imagen de postal de sus cabanas de teito, tras el carácter afable y socarrón
de los somedanos, tras el telón de un Parque Natural en el que conviven de
forma pacífica fieras y ganado; vecinos y turistas; tradición y modernidad. Han
sido meses de intensas caminatas por pronunciados desniveles que se han hecho
livianos porque las sorpresas se han sucedido de forma constante; meses de duro
trabajo pero, sobre todo, de amplia satisfacción personal, llenos de
recompensas diarias, intangibles y verdaderas.
Ahora que la criatura ha nacido y que pronto tendrá vida
propia olvidándose de sus padres, nos queda en los labios un regusto extraño,
mezcla de añoranza porque se ha terminado el camino que hasta aquí nos ha
traído y de alegría por poder finalmente compartir con el lector las sorpresas
y sensaciones que hemos intentado recoger en esta Guía Completa de Somiedo. Estamos seguros de que el viajero no sólo
logrará hallar los ocultos tesoros de esta tierra, sino que se dará cuenta de
que toda ella es un tesoro: un tesoro
inigualable y al alcance de la mano…
¡Feliz descubrimiento!
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